sábado, 3 de julio de 2010

SHADOWS FALL en The Roxy Live, 30 de junio de 2010



Uno generalmente percibe, no sin cierta inquietud, una vibración peculiar al momento de asisitir a determinados eventos artístico-musicales, una fugaz corazonada que te indica que el espectáculo que estás por ver te deparará alguna que otra sorpresa. Me explico: este cronista lleva muchos años asistiendo a eventos de música pesada de todo tipo, y mal que me pese reconocerlo, uno a veces va esperando recibir una cosa y termina recibiendo otra. Esto puede ser bueno o malo, por ejemplo: ¿quien no se sintió defraudado alguna vez al ir al cine a ver una película a la cual le ha puesto muchas expectativas y que termina siendo un bodrio? Esto es algo muy común. Pero contrariamente, cuanto menos expectativas le ponemos a una cosa, por lo general nos termina sorprendiendo gratamente. Algo asi fue mi experiencia con los americanos Shadows Fall, quinteto Metalcore oriundo de Massachussets, quienes tuvieron su preciado cuarto de hora a principios de la década del 2000, subidos a la ola (ya rompiente) del Ñu Metal -descontemos su disco debut, con un marcado perfin deathmetalero-, y bendecidos por la mano de la prensa especializada, que los catalogara como una de las más importantes agrupacioness dentro de ese invento llamado NWOAHM (New Wave of American Heavy Metal).
Tocaron en el escenario principal del Ozzfest, y hasta fueron nominados para los premios Grammy. Promediando el 2010, ese furor mediático parece haber pasado, pero no las ganas de continuar sacando discos y defendiendo su material en vivo.

Quizás por cuestiones de piel, o porqué no, generacionales, la música de Shadows Fall no me mueve ni me moverá un pelo. He escuchado sus discos con atención varias veces, le he puesto empeño, ganas, paciencia, hasta tesón; pero luego de semanas escuchando su material, ni una sola de sus canciones viene a mi mente. Uno no puede decir que la banda sea mala; muy por el contrario, todas las ejecuciones son correctas, los discos tienen una producción increíble y un sonido demoledor; inclusive si analizáramos cada componente por separado, notaríamos que es una banda muy talentosa, con riffs asesinos, una presición y una técnica envidiables, y una actitud por demás positiva y ganadora, pero... les faltan canciones. Les falta un hit. Y una banda sin hits es como un equipo de fútbol lleno de estrellas que no pueden meter un gol (si, asumámoslo, el Mundial me ha ganado completamente la cabeza); y un partido sin goles, ya todos sabemos, solo puede oscilar entre una lágrima y un bostezo. Solo quedaba el repechaje del concierto en vivo para lograr el desempate en mi cerebro.

Con esta pobre perspectiva me metí en el coqueto reducto de Palermo, donde el quinteto se presentaría este miércoles 30 de junio; plena mitad de semana, con un día frío, encapotado, y con una gripe que amagaba desbordarme por todos lados. Una belleza...

Estaba tocando la última banda soporte de la noche, ellos eran Nave Astra, novel agrupación de Metal moderno, ruidoso y enojón. Sonaron potentes y entusiastas. Sus sobrios trajes y corbatas los mostraban como estresados oficinistas que habían perdido todo en la Bolsa (o en la bolsa), y que descargaban toda su furia desgañitándose al ritmo de los nuevos sonidos del Metal. Interesante. Prueben de escuchar algo en su MySpace: http://www.myspace.com/naveastrametal.

Luego de una breve espera, suben por fin las figuras de la noche, ante la tibia emoción de un puñado de fans. De inmediato su cantante, el hiper-archi-megarrastudo Brian Fair, se hizo cargo del micrófono y gruñó "Buenas noches, somos Shadows Fall de Massachussets!", y comenzó la fiesta.

La propuesta de la banda (como la del 90% de los grupos del género) consiste en una mezcla de ritmos pesados, con elementos del Heavy Metal tradicional ("Still I Rise"): ocasionalmente aparecen riffs netamente thrashers -tomados prestados telepáticamente de la mente de Tom Araya- (como en "A Public Execution"), o incluso a veces apretando el acelerador, para descolocarte con una canción que si no fuera por las voces, sería Death Metal ("Failure of the Devout"); o hasta Power Metal ("My Demise"), con la destacable labor de Jonathan Donais, un guitarrista con una calidad sorprendente, que lo demuestra parando la pelota y ejecutando solos de alta factura, entre tanto despelote de riffs y machaques. No se queda atrás el baterista Jason Bittner, muy preciso y sólido tras los parches.

Brian Fair es claramente el alma máter del combo, dueño de una energía única y un gran carisma. No paró de berrear y revolear sus kilométricas rastas durante todo el show, ante un público entre tímido y atento.

Doce temas, muchos de ellos de su nuevo disco "Retribution", conforman el setlist de esta gira de Shadows Fall; sin embargo no se olvidan del material más antiguo, como "Thoughts Without Words", del álbum "The Art of Balance". Las canciones se van sucediendo y el tiempo pasa relativamente rápido, entre la curiosa imagen de Fair, el virtuosismo de Donais y la sólida contundencia del resto de los músicos.

Para el final se depacharon con una versión de "Bark at the Moon", del gran Ozzy; y "The Light That Blinds" de su aclamado disco "The War Within"; y así llegó el cierre.

Despedida, apretones de manos, reparto de púas y palillos. Un amague de volver y hacer una última, que al final no se dió, y que dejó a algunos con ganas de más.

Un set de una hora y monedas, una discreta cantidad de público, y un show entretenido fue lo que dejó el debut de Shadows Fall en Argentina. Algunos dirán que fue poco, yo les digo que es mucho más de lo que pensaba ver.

Muchas gracias a Marcela Scorca, encargada de prensa de la productora Icarus, por su gentileza y buena onda!

Setlist:
King of Nothing
Thoughts Without Words
Still I Rise
A Public Execution
Failure of the Devout
My Demise
Inspiration on Demand
Destroyer of Senses
The Power of I and I
What Drives the Weak
Bark at the Moon (Ozzy Osbourne cover)
The Light That Blinds.

Comentó: Alien, para OXIDO.-
Foto: Alien.-

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