El
pasado jueves 8 de noviembre se llevó a cabo la primera edición del
Maquinaria Fest
en Argentina, pautado primeramente en el estadio Malvinas Argentinas,
fue derivado al estadio del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, de la ciudad
homónima.
Dada
la novedad del evento por estas tierras, es menester hacer una pequeña reseña acerca
del festival. Nacido en la ciudad de San Pablo, Brasil, no fue hasta
el año 2008,
con dos ediciones a sus espaldas, que la productora chilena Transistor
adquiere la marca y la exporta a Chile. Es así que durante los años
2010 y 2011 el festival se realiza en la ciudad de Santiago de Chile.
A raíz del éxito obtenido en cada edición, en el año 2012 la
productora trasandina -en alianza con diversas productoras colegas-, decide
redoblar su apuesta e incluir en la versión 2012 del festival a
países como Argentina y México.
En
el caso
argentino las bandas involucradas fueron: Madison, Kita, La Armada
Cósmica, Las Manos de Filippi, Boom Boom Kid, Cavalera Conspiracy,
Stone Sour, Mastodon, Malon, Marilyn Manson y Slayer. Este festival
desde sus inicios siempre ha privilegiado la diversidad de estilos.
Desde Slayer hasta Las Manos de Filippi, desde Boom Boom Kid hasta
Cavalera Conspiracy, todos en un mismo evento actuando en los mismos
escenarios. Esta parece ser la idea a seguir a la hora de darle una
identidad propia a un festival que seguramente se encuentra entre los
más importantes de Sudamérica.
Al
arribar al estadio lo primero que observamos fue la existencia de dos
escenarios de dimensiones simétricas, situados a lo ancho del campo,
separados entre si por una pantalla gigante. La dinámica del evento
de principio a fin se desarrolló de la siguiente manera: actuación
de banda, finalización, cinco minutos de espera e inicio de la siguiente
agrupación en el escenario contiguo. Mientras nuestra intención
seguía siendo el reconocimiento del lugar, Stone Sour,
liderada por Corey Taylor (actual cantante de Slipknot); redondeaba
su actuación.
Siendo
poco más de las 19:15 hs., y habiendo
encontrado un lugar adecuado, nos predispusimos para ver a Mastodon.
Dueños
de una discografía
excelente, poseedores de un original sonido que mezcla componentes
progresivos sumado a la destreza de sus músicos, los oriundos de
Atlanta se han transformado en una de las bandas más importantes de Metal Alternativo surgida en los últimos años.
Iniciando
con “Black Tongue”,
Mastodon basó su set en “The Hunter”. Esta placa, al igual que su
antecesora ("Crack the Skye"), contiene piezas de larga duración, en
ellas abundan sonidos progresivos y psicodélicos. La utilización,
cada vez más acentuada, de sintetizadores y la incorporación de
juegos vocales dieron como resultado un sonido potente y a la vez
refinado.
Llevar
este complejo esquema al directo resultó difícil de sostener. Solo
cuando los norteamericanos ejecutaron piezas como “Blood and
Thunder”, “Megalodon” o “Cristal Skull”, la banda sacó
chapa. La palabra que mejor definió la actuación del cuarteto fue
desparejo. Por momentos la propuesta enganchaba con la ejecución de
“March
of the Fire Ants” o “Iron Tusk”, como contrapartida las
ejecuciones de “The Sparrow” o “Stargasm” dejaban un sabor
difícil de digerir.
Quedaba
de manifiesto que las piezas más progresivas de la banda no sonaron
a la altura de las circunstancias. Perjudicados en las perillas, las
voces limpias sonaron mal: por momentos cerca, muy cerca estuvo la
disonancia. Esperábamos más de estos excelentes músicos y su
performance sonora.
Los
siguientes en la lista: Malón. Esta banda argentina parece estar
retomando el camino de las giras, con el objetivo inmediato de
reconquistar a los viejos fans y atraer a las nuevas generaciones.
Alguna de las piezas ejecutadas fueron: “Castigador por Herencia”,
“Judas de Oficio”, “Hipotecado”, “Gritos de Pilagá”,
“Malón Mestizo” y “Gatillo Facil”, completando con tres temas de Hermética: “Soy de la Esquina”, “Traición” y “Tu
eres su Seguridad”. Si algo lleva Malón en su ADN es sonar bien,
aún en las circunstancias más adversas. Este show no fue la
excepción.
Minutos
antes del inicio
del anteúltimo acto, la parcialidad seguidora de Brian H. Warner
comenzó a poblar el campo. En su mayoría estos jóvenes
adolescentes ingresaron solo para ver a su ídolo. Durante varios
minutos tribus tan antagónicas como fanáticos de M.M. y de Slayer
convivieron en total armonía.
Cerca
de las 22 hs.
daba inicio uno de los dos platos fuertes de la noche: Marilyn
Manson. El tema de apertura elegido fue el tibio “Hey,
Cruel World...”, de su última placa. Los gritos de sus fans
llegaron de inmediato, casi como acto un reflejo. Abstrayéndonos de
la lógica histeria inicial, y quedándonos con lo concreto, el
aspecto sonoro fue impecable. Sin embargo, a nuestro entender, el
trío que secundaba a la polémica estrella: bajo, batería y
guitarra, no podía explicar semejante parafernalia sonora… en lo
personal me inquieta: de allí a que el tipo cante con una banda
enteramente grabada en pistas hay un paso, y eso es inaceptable.
El
setlist, disfrutable para fanáticos. Para los que no, a conformamos
con momentos puntuales: la ejecución de “Disposable
Teens”
(el
cantante apareció disfrazado de sacerdote), “Antichrist
Superstar” y “The
Beautiful People”. Los covers no cuentan… si?
Atrás
han
quedado épocas de éxitos y masividad mundial. El mérito del
artista radica en que después de dos décadas de carrera, sigue
capturando, con cierta facilidad, el interés de este particular
segmento poblacional.
Para
el final el otro plato fuerte: Slayer. El cuarteto, aún con Gary
Holt cubriendo el puesto de Jeff
Hanneman, fue mucho más práctico y efectivo que su antecesor a
la hora de armar el set list. Basado en temas de “Reign
in Blood”, “South
of Heaven” y “Seasons
in the Abyss” más un salpicado del resto de la discografía,
Slayer sacudió el piso del estadio. Debemos hacer memoria para
recordar la última vez que una banda de Metal haya sonado tan
limpio, potente y agresivo en un festival. Seguro que piezas como
“Mandatory
Suicide”o “Postmortem”
facilitan el camino al éxito, pero cuando las condiciones técnicas
son óptimas solo falta que el público le agregue lo suyo para
transformar a un momento cualquiera en único. Esto fue lo que
ocurrió, vivimos un momento difícil de borrar de nuestras mentes.
El núcleo King-Holt actúa como una pared de sonido sólida que se
mueve apoyado en el invaluable aporte del mejor baterista del estilo,
Dave Lombardo. Con todo el respeto que merece Araya, son sus ilustres
compañeros los que marcan la diferencia.
Las
últimas piezas para cerrar semejante acto fueron “Dead
Skin Mask” y “Raining Blood”. Ante la contundencia de los hechos cualquier
adjetivo nos deja a medio camino. Desde la vuelta de Lombardo, Slayer
ha logrado que sus clásicos suenen cada vez mejor con el paso de los
años.
En
cuanto a demás cuestiones: se cumplieron los horarios tal como
estaban programados. El precio de la botella de agua mineral marca Pirulo de 1/2 litro: $ 30,00. Qué les pasa?
Público:
plateas prácticamente vacías; campo cerca del lleno.
Comentario e imágenes: José María Aicardo, para OXIDO.-
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