Para cuando arribamos -a las 19:50 hs-, Diva Satanica daba inicio a su actuación. Habíamos tenido la oportunidad de presenciar su performance el pasado 13 de abril con Marduk, quedando en aquella oportunidad muy satisfechos. Reafirmando aquella experiencia, el cuarteto brindó una dosis justa de Melodic Death Metal. La propuesta consiste en un sonido sucio en las guitarras, durante los momentos más intensos; y de sobradas melodías en los estribillos, creando piezas distinguibles y de fácil asimilación.
Tuvimos la suerte de poder adquirir el CD “In the Reign of Death… I Monarch”, el cual es una adecuada referencia de la capacidad de la banda en sus conciertos.
Luego de treinta minutos, donde se incluyó el cover “Ravenous”, de los también suecos Arch Enemy, se dió por terminado el desempeño de Diva Satánica, con una aprobación generalizada por parte del público. Quizás, algo menos positivo fue la carencia de actitudes extra musicales que incentiven a los espectadores a enganchar la propuesta de manera decidida; de cualquier modo, el aspecto musical claramente cumplió las expectativas.
En el lapso en el que se aprestaban los detalles para el comienzo de la actuación del próximo soporte, llamativamente el sexteto sueco pasa caminando entre el público para acceder por el costado derecho del escenario a los camarines; sin embargo, lo más sorpresivo fue el aplauso respetuoso y extendido de la gente que en ningún momento atinó a abalanzarse sobre los escandinavos.
A las 20:35 era el turno de Divine Intervention, quienes practican un Thrash/Death (una fusión cada vez más efectiva en los tiempos que corren), algo así como una mezcla entre Morbid Angel y Slayer. La propuesta mostró muchas facetas positivas, entre ellas la alternancia de voces, en especial la de Facundo “El Cura”, quien por momentos intentaba aproximaciones, bien logradas, al gran David Vincent.
Las canciones lucieron gancheras, ásperas, y por momentos intrincadas. Un cóctel repleto de condimentos que no saturaron y que por el contrario conformaron y dieron identidad a la propuesta. El cierre se compuso de varios temas de Slayer enganchados (como garpan los covers de esta banda en vivo!!!), mostrándose como un final inmejorable.
Treinta minutos de actuación, aprobación unánime, y a esperar con la mejor predisposición por el plato fuerte de la noche.
A las 21:30 se corre el telón, pasando varios segundos hasta la aparición de los músicos, y otro tanto hasta el inicio de la primeras notas de “At the Point of Ignition”. Desde este instante hasta “Final Resistance” (el quinto título de la grilla), el sonido fue tan malo que tengo que hacer memoria de larga data para encontrar algo parecido. Incluso algunos espectadores improvisaron cantos solicitando una mejora en la calidad del audio, en especial en lo que a volumen se refiere.
Con los problemas técnicos en vías de ser solucionados, la banda se mostró desde el primer minuto compenetrada en el espectáculo, mientras los fanáticos cercanos al escenario le rendían amor incondicional al líder Mikael Stanne, quien sin dudarlo se zambulló a la marea de fanáticos en repetidas oportunidades, obteniendo en cada una de ellas el mismo trato de respeto y cuidado. Todo un ejemplo por parte de nuestro público, que ahora no sólo parece ser el más cálido del mundo, sino que esta vez se ha comportado acorde a los metaleros del Primer Mundo.
En lo que hace a la performance sobre el escenario, nada está librado al azar, y todos los movimientos están perfectamente sincronizados. Cómo es eso? Sobre las tablas los músicos van rotando y alternándose uno a uno las distintas ubicaciones; o sea: hubo dinámica continua a lo largo de los noventa minutos de show. Además, en sucesivas ocasiones practicaban un hedbanging pactado en determinados temas, haciendo inevitable el contagio hacia el publico, que deliraba con la coreografía más utilizada y efectiva en el universo Heavy Metal.
En la parte superior del escenario, detrás de la batería, había una pantalla que exhibía diversas imágenes, pero que en ciertos lapsos mostraba a tiempo real fragmentos de la letra a la par de las vocalizaciones de Mikael Stanne. Lo mismo ocurrió con los cuarenta primeros segundos del video “Shadow In Our Blood”, donde la correlación entre imagen, música y voz fue sencillamente perfecta.
El rol de las luces fue otro de los puntos por destacar, jugando un importantísimo papel a la hora de resaltar los climas de enfado y melancolía propios de esta banda de Gothemburg.
En cuanto a los músicos, los desempeños individuales fueron correctos, sin fisuras, con presencia y concordancia perfecta, y todo esto podemos resumirlo en una palabra: profesionalidad.
Quien se llevó todos los premios fue el cantante y líder Mikael Stanne: se rió, habló, agradeció hasta el hartazgo el aguante de los presentes, e incluso una vez terminado el concierto (al igual que en el año 2008), se quedó varios minutos agradeciendo a los fans.
Otro punto alto fue el bajista Daniel Antonsson (ex Soilwork), quien aporta solvencia y una presencia realmente imponente.
El resto del set se compuso de “The Fatalist”, “Focus Shift”, “The Wonders At Your Feet”, "Misery's Crown" (donde Stanne mostró sus cualidades vocales al por mayor), “Punish”, “My Heaven”, “My Negation”, “Iridium”, “The Lesser Faith”, “Dream Oblivion”, “Lethe”, “Lost To Apathy”, y la arremetida final con “Therein”, “The Grandest Accusation” y “Terminus (Where Death Is Most Alive)”.
La actuación de Dark Tranquillity dejó a la gran mayoría de los espectadores conformes, y a un grupo menor, con la emoción por las nubes. Como podrá observarse, la lista de temas se nutrió de varias piezas del último trabajo, el que a nuestro entender, no está entre sus mejores. En base a ello nos ha quedado la sensación que se podría haber hecho una mejor selección; sin embargo Dark Tranquillity fué, es, y será una banda líder del estilo... y la promoción de la nueva placa seguramente está entre las prioridades del sexteto y su sello.
Cantidad de público: 450?
Una vez más, nuestro gran agradecimiento para Lucía Chiarenza y toda la gente de 4G Producciones.
Comentó: José María Aicardo, para OXIDO.-
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