Se
puede hacer, tranquilamente, un comentario sobre el show
de Meshuggah, simplemente
con una docena de adjetivos:
Desquiciado.
Espasmódico.
Esquizofrénico.
Impredecible.
Caótico.
Enrevesado.
Matemático.
Cerebral.
Frío.
Retorcido.
Sofisticado.
Perfecto.
Usted
podría dar por concluída aquí mismo esta review.
No
obstante si busca sumergirse en el texto buscando éstos y otros
adjetivos calificativos, pase y lea.
La
delgada línea entre la locura y genialidad puede ser fácilmente
atravesada en el pequeño Universo del Metal. Pero si hablamos
de Meshuggah esa
línea se quiebra en fracciones infinitesimales.
Pocas
bandas con tanta intensidad y crudeza como la de estos suecos. Pocos
grupos tan a contrapelo de las tendencias (modernas o no, recordemos
sus más de 25 años de carrera). Pocas, por no decir la única, que
se han caracterizado por esa manera tan estrambótica de componer
"canciones". Porque, ciertamente, no hay nada parecido a
una canción en ninguno de sus discos. No hay nada ni remotamente
parecido a una estrofa, ni a un puente ni, mucho menos, a un
estribillo. Sólo una progresión de riiffs densísimos "organizados"
en tiempos esquizofrénicos, una arquitectura muy lejana de cualquier
lógica humana.
Y
fuera de toda lógica estaba alguna vez poder ver en vivo a la banda;
sin embargo, el jueves 14 de noviembre de 2013 la realidad superó a
toda ficción.
Pasó
más de una hora luego de que el único crédito local se despidiera
del escenario, los marplatenses Kainoas,
dejando un buen sabor de boca con su Metal moderno y aguerrido. Buen
ambiente, mucho calor, más que abultada concurrencia y mucha, pero
mucha expectativa en la primer visita del "Loco" sueco. A
las 21:30, por fin, se apagaron las luces y entonces... el caos.
"Swarm" fue
el tema que eligieron para cortar con todos los años de espera por
parte de los (mil?) fanáticos enloquecidos que coparon Groove.
Sonido regular, la voz un tanto escondida.
Ya
para "Combustion" la cosa mejoró. Pero
todó verdaderamente explotó con "Rational Gaze",
el hit deforme de "Nothing", de 2002,
donde se desató un pogo más allá de toda razón.
Luego
el combinado "ObZen", "Lethargica".
Es curioso cómo el sonido te va aplastando hasta sentarte de culo.
Los riffs malsanos, esquizoides, irregulares te van estrujando el
cuerpo hasta sentir la presión en tu espina dorsal, donde tu única
válvula de escape es contorsionarte en movimientos espásticos y
convertirte en un muñeco de trapo humano, azotado por un látigo
invisible, bailando en trance una danza caótica y retorcida,
mientras el sonido te golpea por todos los flancos.
La
banda: precisa, quirúrgica, matemática, gélida, brutal. Jens
Kidman, con su voz áspera ladrando
como poseso. Mårten
Hagström pone muy buenos
contrapuntos con la figura y guitarra líder Fredrik
Thordendal que, junto con Dick
Löwgren en el bajo, forman una
muralla de sonido imposible de derribar.
Pero
quien se lleva todos los lauros es el monstruoso Tomas
Haake. Motor principal del
sonido Meshuggah, Haake es
el responsable de llevar a la agrupación a otro nivel. Si su labor
tras los parches es superlativa, lo que hace este individuo con los
pedales es de otro mundo. No sólo es la velocidad de "The
Hurt That Finds You First" sino
también, la marca, la coma, el acento de "I
Am Colossus"; es la
columna vertebral del machaque febril de "Bleed",
es el pulso demencial de "New
Millenium Cyanide Christ". Meshuggah sin Haake es
solo una colección de riffs alocados apilados uno encima de otro.
Para
los bises: "Mind's Mirrors", el interludio
de "Catch 33", dio paso a "In
Death - is Life" e "In Death - is Death",
los últimos estertores de la bestia agonizante.
Una
hora y media de show, exacto, como todo lo que hacen estos muchachos
(¿muchachos? ¿cyborgs? ¿aliens?). Todos los engranajes calzan
perfectamente en esta maquinaria... (¿Thrash?, ¿Death?
¿Progresiva?). ¿Demencia, genialidad, deformidad?
¿Qué
es Meshuggah?
¿Algo experimental? ¿Un grupo de genios viviendo una realidad
paralela? ¿Visitantes del futuro?¿Una falla de la Matrix? ¿Un
monstruo pasado de cafeína, cocaína, adrenalina?
No
lo sabemos. Buscarle la vuelta sería perder el tiempo, seguir
adjetivando sería superfluo, inútil, innecesario, prescindible.
Meshuggah es
lo que es, una de las experiencias musicales más pesadas que nos
haya tocado vivir.
Soberbio.
Muchas
gracias a Lucía Chiarenza,
encargada de prensa de la productora Rock
& Reggae Argentina, por su
constante gentileza!
http://www.youtube.com/watch?v=CqnBiemrA1w
Crónica por Alien, para OXIDO.
Fotografía
en vivo: Tulio Salvatierra.
exelente
ResponderEliminarGracias por opinar!
Eliminar:)